jueves, 25 de junio de 2015

La Psicología de masas y la opinión pública

UPS
Carrera de Comunicación Social
Cátedra: Opinión Pública
Junio 2015

                                                                                                          Msc. Nicolás Dousdebès C.

La Psicología de masas y la opinión pública

Resumen

Este breve ensayo tiene como propósito brindar a los estudiantes un insumo para comprender las líneas generales de la psicología de masas en cuanto tal, y en relación a su efecto en la opinión pública. Adicionalmente, se ofrece también una reflexión en torno a la evolución de este fenómeno en la actual era digital, tomando especialmente en cuenta la política ecuatoriana reciente.

Introducción

Dentro del estudio de la opinión pública, merece un estudio minucioso el tema de la psicología de masas. Para entender mejor este concepto hay que remontarse al paradigma pragmatista que tiene su origen en los postulados de Maquiavelo. No se trata ya de estudiar el origen del supuesto contrato social para explicar el funcionamiento y el alcance de lo público, ni siquiera de dar recetas para que la interacción entre la sociedad civil y el Estado sea más fluida y recíproca. Los partidarios del pensamiento pragmatista se proponen más bien estudiar la sociedad tal cual es, en cuanto a su estructura y comportamiento. Este conocimiento no tiene de por sí nada de peyorativo pues no se refiere sino a un capítulo más de la Psicología.

Sin embargo, saber cómo es capaz de reaccionar una masa enceguecida en base a mentiras mil veces repetidas o a través de lemas hábilmente inyectados en el grupo social mediante una gran variedad de medios, puede ser una herramienta utilizada por políticos o líderes inescrupulosos que se valen de la poca capacidad crítica de la masa humana para manipularla en favor de sus intereses coyunturales, sea de tipo electoral o de corte ideológico. Por esta razón, es vital importancia conocer qué es capaz de hacer el ser humano cuanto está inmerso en una situación gregaria y de qué manera se comporta la masa, es decir, cuáles son sus alcances y las modificaciones que se han producido en los medios utilizados para congregarla y estimularla, sobre todo debido al poder de los medios de comunicación  y la popularidad alcanzada por las modernas redes sociales.

La finalidad de este análisis no puede ser otro sino el mantener una alerta sobre aquello que es verdadero en sí mismo para no confundirlo con una actitud que pretende ser absolutamente cierta sólo en base a la fuerza del conglomerado social.  

1.1. Características de la Psicología de masas

Cuando el individuo es objeto de estudio en cuanto a sus pensamientos, se dice que la Psicología lo estudia. Sin embargo, la persona no es una isla, continuamente está en contacto con otros, ya sea en la familia, en la escuela, en la iglesia, etc. Por lo tanto, es un ser relacional. Ahora bien, el hecho de que tenga contacto con otros no quiere decir necesariamente que se encuentre dentro de una masa, aunque recibe influencia de los demás. Así por ejemplo, las costumbres sociales, el lenguaje y tantos otros cánones culturales nos vienen transmitidos por nuestros padres o tutores.

Por otro lado, en la actualidad el mundo vive cada vez más en contextos urbanos donde la concentración humana se vuelve muy densa. Este proceso se da desde finales del siglo XIX gracias a la creciente industrialización que nace por la imposición de la máquina y las nuevas formas de energía. Es cierto que también antes había masas. Basta pensar en el medioevo, cuando por ejemplo, las turbas acusaron a los judíos en Europa de ser los culpables de la peste negra que diezmó la población de ese continente; el triste resultado fueron los linchamientos masivos o pogromos en los que miles de inocentes murieron a manos de una masa irreflexiva y fanatizada.

Los más conspicuos pensadores acerca del comportamiento de la masa, o de la suma de individuos que están inmersos en ella han sido Le Bon, Freud, Mc Dougall, entre otros. En cuanto al primero, indica algunos detalles que vale la pena tenerlos presentes; por ejemplo, sugiere la existencia de un alma de las masas la cual es diferente al alma individual; siguiendo la clásica definición de alma, se trata de un principio de vida que en este caso, anima el movimiento y el actuar de un ente colectivo.

En estas circunstancias, lo heterogéneo se homogeniza; el alma colectiva absorbe el sentimiento y el pensamiento de los miembros que la componen y los direcciona según sus fines. Es como si los sujetos estuvieran hipnotizados y dejaran a un lado sus diferencias y características propias. La consecuencia de esta disminución o pérdida de la capacidad reflexiva individual dentro de la masa es que las personas actúan dentro de ella de modo diferente a cómo lo harían si estuvieran solos (Word Press, 2007).

Por ejemplo, en Ecuador el juego del carnaval consiste tradicionalmente en arrojar agua a los transeúntes de manera sorpresiva. Sin embargo, si quien va a ser objeto de esta agresión hídrica encara a su agresor y le pide firmemente que no lo haga o bien le amenaza con tomar represalias en el caso de ser mojado, es más probable que en efecto no sea atacado que en el caso de ser abordado por una multitud de “carnavaleros” entusiastas.

Le Bon sostiene que otra característica de la psicología de las masas es que éstas son fácilmente fanatizables, defienden principios pero sin análisis crítico, de manera generalizada y descalificando a todo el que se le oponga sin detenerse a considerar ningún matiz. Este autor sostiene además que las masas tienden más fácilmente hacia la criminalidad. Este es el caso típico de los linchamientos o asesinatos por parte de una turba enfurecida. La víctima, ya sea efectivamente culpable de un hecho delictivo o bien únicamente sospechoso, por ejemplo en base a un simple rumor, será ejecutada brutalmente sin que tenga siquiera la posibilidad de hablar en defensa propia[1].

Históricamente se puede recordar el episodio evangélico de la negación de Pedro. La multitud, la masa fanatizada, exigía a gritos la crucifixión de Jesús, llamado el Cristo. Su discípulo Pedro lo seguía pero a una prudente distancia, de pronto fue identificado por una sirvienta del templo como uno de los seguidores del nazareno. El futuro primer papa niega entonces por tres veces conocer siquiera a su maestro. Llega a ser desleal a quien horas antes había jurado fidelidad hasta la muerte; es comprensible desde el punto de vista del miedo que debe haber experimentado frente al poder de la masa, de ese ente fuerte y poderoso conformado por quienes veían en Jesucristo a un hereje y demandaban su ajusticiamiento.

Finalmente, Le Bon señala la omnipotencia de la masa; su falta de freno a menos que haya un líder fuertemente carismático que le convenza de actuar en otro sentido. Dentro de ella, las actitudes se contagian de un individuo a otro rápidamente y hacen caso omiso de los reparos u objeciones que algunos de sus miembros puedan presentar eventualmente.

Al mencionar a la figura del líder es también interesante indicar que esa es otra cualidad de la masa, es fácilmente influenciable por parte de quien tenga la suficiente capacidad oratoria y seducción personal como para imbuir en ella una idea o un principio de acción. Es el caso de los grandes líderes totalitarios del siglo XX; Hitler inyectó en la gran masa de la población alemana la idea falsa de que los judíos eran los culpables de la precaria situación económica de la nación y de esta manera de desató una gran ola antisemita y finalmente, el holocausto.

1.2. La masa y la opinión pública

El individuo se hunde dentro del alma masiva, y pierde por lo tanto sus características únicas; por ejemplo, no manifiesta libremente su opinión si ésta es contraria a lo que escucha alrededor por temor a ser rechazado y tenido como indeseable, raro o diferente. Este tema ha sido largamente estudiado por autores tales como Noelle-Neuman en su obra “La espiral del silencio” (La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social, 1977).

Esta autora sugiere que dentro de la opinión pública, hay un sector mayoritario que sostiene una posición, la cual se difunde ya sea en los círculos familiares, sociales o mediáticos. Por otra parte, hay también opiniones diferentes o que disienten de lo que la mayor parte piensa. En estas circunstancias, la presión del grupo, es decir, de la masa, es tan fuerte que quienes son total o parcialmente partidarios de la tendencia menor prefieren no manifestar lo que piensan. Neumann sugiere no obstante que este proceso no es exactamente un plegarse a la opinión mayoritaria;  lo que sucede  más bien es un “ocultamiento” de las propias convicciones o posturas (Cuesta, 2000, pág. 62).

Sin embargo, hay también un “núcleo duro” compuesto por aquellos que posiblemente son menos numerosos pero que defienden a capa y espada sus convicciones o proyectos aunque tengan que enfrentarse al poder de la masa. Es únicamente frente a este grupo que el parecer mayoritario parece detenerse, o por lo menos, disminuir[2].

Es también necesario acotar que  Neumann se refiere a la existencia de un “voto oculto” el cual puede no ser detectado en las encuestas  precisamente por esta especie de homeóstasis (proceso de acoplamiento que hace tabla rasa de las diferencias) por el cual  los encuestados no siempre manifiestan sus reales convicciones, las cuales pueden sin embargo aflorar por medio del voto anónimo que sí está en concordancia con su opinión real.

En resumen, la espiral del silencio es un fenómeno similar a un proceso cíclico en el sentido de que cada capa del entorno social, por ejemplo, la familia, la escuela, lo comunitario, y sobre todo, los medios de comunicación, añaden más presión para silenciar las opiniones disidentes o discordantes con la postura mayoritaria. Así, en la medida en que una opinión se ha vuelto tan común o “viral”, tal como se dice en la actual época de redes sociales, menos afloran las posturas contrarias.

1.3. Las masas en la era digital y la política.

En el siglo XXI, hay también masas y por supuesto, de mayor envergadura que las del pasado. Adicionalmente, hay nuevas formas de influir en ellas, tanto desde los medios masivos de información de tipo tradicional, prensa, radio y televisión, como en las redes sociales.

Son éstas últimas precisamente las que han permitido que la lógica de la conducta masiva se reproduzca de manera diferente. Antiguamente, para que exista una masa y actúe como tal, debía haber la cercanía física de las personas; éstas debían estar unas a lado de las otras para que se generen los síntomas propios del comportamiento gregario, por ejemplo la sugestión o el contagio de actitudes u opiniones. En cambio, el relativamente reciente fenómeno de internet (no surge con fuerza sino a mediados de la década de los noventa) y específicamente de las redes sociales, ha hecho que estos fenómenos se presenten aunque no haya proximidad física. Gracias a plataformas digitales de comunicación inmediata, circulan ideas, opiniones, formas de pensar, sentimientos –ya sea amor u odio-, etc., todo lo cual puede volverse más o menos popular. Hay líderes de opinión, ya sea políticos, comunicadores, líderes religiosos, deportistas, u otros, que a través de estas redes son capaces de liderar movimientos realmente masivos. Las campañas electorales del presidente Obama en los E.U.A. no habrían tenido todo el impacto que de hecho tuvieron entre los jóvenes y las minorías étnicas de no haber sido pensadas y ejecutadas en claves de marketing político a través de las redes sociales.

Por otra parte,  hay personajes, frases, contenidos mediáticos tales como fotografías o vídeos que se vuelven “virales”[3] y de esta manera llegan a miles y millones de personas ejerciendo una verdadera influencia en cuanto a modos de pensar y obrar. Si antiguamente un líder debía tener acceso a un balcón en la plaza principal de las ciudades y buena capacidad oratoria para llegar a las masas, en la actualidad estas son herramientas que no dejan de ser útiles pero que son ciertamente insuficientes. No puede haber ahora líderes de opinión o personajes políticos que prescindan de estos elementos para persuadir a la masa sobre sus  contenidos; en cuanto a éstos, pueden ser tan disímiles como la defensa de la democracia o lamentablemente, también la  promoción del terrorismo, tal como lo ha hecho con macabra habilidad el así llamado “Estado Islámico”.

En ciertas ocasiones, no es siquiera necesario que haya un líder visible tal como un personaje público para producir un movimiento masivo a partir de las redes sociales o de los medios. Un grupo de ciudadanos descontentos con determinadas leyes o políticas gubernamentales pueden generar reacciones de carácter masivos sirviéndose de estos instrumentos cuya principal característica es la eficacia e inmediatez que ofrecen para convocar a todos aquellos que desean participar de un movimiento de protesta o de demostración del descontento social, por lo menos, de una parte de la población.

En  el pasado reciente del Ecuador hay un par de ejemplos de grandes manifestaciones o demostraciones masivas que a manera de rechazo hacia las políticas gubernamentales se han realizado gracias al apoyo de los medios. El primero es el caso de Lucio Gutiérrez, presidente elegido democráticamente, quien fue defenestrado por una multitud descontenta con su gobierno en abril de 2005. En esta situación coyuntural, el eje articulador de la protesta fue una radio que gozaba de altos niveles de sintonía[4] y que sirvió de medio para canalizar un sentimiento colectivo de descontento. Tan fuerte fue su influencia, que el mandatario debió huir y escapar de un linchamiento casi seguro en el antiguo aeropuerto de Quito. El comportamiento de la masa estaba totalmente dirigido, sin mayor reflexión, a castigar, tal vez fatalmente, a quien era visto como traidor de la confianza popular.

El otro ejemplo es mucho más reciente, se trata de la reacción masiva por parte de un sector de la población en contra de dos proyectos de ley enviados por el presidente Rafael Correa a la función legislativa. Éstos prevén el aumento de los impuestos a la herencia y a la plusvalía bajo el argumento de la redistribución de recursos para acortar la brecha de inequidad en el país. Más allá de la supuesta bondad social del propósito de estas leyes, lo cierto es que han sido masivamente rechazadas por un amplio sector social.

En este contexto, son las redes sociales las que han servido de medio para congregar masas de ciudadanos descontentos que ven en estos proyectos, mecanismos confiscatorios de los patrimonios familiares. Quizás para algunos, ha sido la gota que ha derramado el vaso de varias otras medidas de difícil aceptación social, tales como las salvaguardias a productos importados. En este movimiento, producido en junio de 2015, no ha habido un político que haya precisamente convocado a los manifestantes pero las redes sociales han servido de soporte para la circulación de un masivo movimiento de protesta que ha convocado finalmente durante varios días a masas de ciudadanos descontentos en contra del régimen.

Por último, la masa y su psicología de contagio viral ha sido el medio para orquestar grandes manifestaciones de rechazo a políticas gubernamentales o globales por parte de grupos críticos. Anarquistas, ecologistas, sindicalistas y otros colectivos indignados por la precarización del trabajo y la injusticia en el  comercio mundial fueron quienes se sirvieron de internet en noviembre de 1999 para para organizar una protesta muy bien coordinada en la que al menos 40.000 manifestantes lograron hacer fracasar la cumbre de la OMC (Organización Mundial del Comercio). Este evento violento de masas, denominado la “Batalla de Seattle” (Wikipedia, 2015), tenía como objetivo hacer oír las voces críticas dentro del fenómeno de la globalización e impactó con especial fuerza debido a que esta opinión pública se manifestó a través de la ubicuidad y rapidez que ofrece internet.

Conclusiones

Es importante distinguir la influencia social que todo ser humano recibe por la interacción normal dentro de las instituciones, de la conducta de masas. Como tal se entiende el comportamiento poco reflexivo del conglomerado humano, el cual genera una suerte de “alma” o personalidad propia del grupo y que llega incluso a anular, o por lo menos disminuir, el criterio propio de las personas singularmente consideradas.

Esta masa es fácilmente influenciable desde un líder o un aparato propagandístico hábil para persuadir sobre la importancia de mantener determinados postulados, los cuales la multitud hace suyos y  defiende de manera acrítica y sin tener en cuenta los matices que puede haber dentro de quienes no comparten dichas opiniones o posturas ideológicas, o incluso religiosas.

Es común que una masa exaltada se dirija a cumplir sus objetivos de manera vehemente, sin previo análisis ni de su conveniencia ni de la veracidad de los motivos. De esta manera tiende con frecuencia a la criminalidad. Tal es el caso de los linchamientos dirigidos hacia quienes son vistos como culpables de una situación que amenaza a la sociedad, incluso si no hay evidencias de esas supuestas responsabilidades.

En cuanto a la opinión pública, la masa fortalece las opiniones mayoritarias ahogando bajo un espiral de silencio a las minoritarias.  Este ciclo comienza por los círculos sociales más elementales y termina por la presión ejercida por los grandes medios de comunicación. Se produce entonces una especie de ocultamiento de las voces disidentes dentro de la masa.

En la actualidad, para reproducir el comportamiento de las masas, no hace falta siquiera que haya una proximidad física entre los sujetos sino que a través de las modernas tecnologías de comunicación instantánea, los contagios de actitudes, posiciones, pasiones y sentimientos pueden también producirse y generar, ya en lo real, verdaderos movimientos de protesta o rechazo hacia políticas, gobiernos o medidas consideradas como contrarias a los derechos y necesidades de las personas o grupos. Estos movimientos pueden eventualmente generar violencia, más allá de las razones que los animen. En ese sentido, se puede concluir que el comportamiento psicológico de la masa se ha modernizado en cuanto a sus medios pero permanece igual en su esencia.  

 
Bibliografía

Cuesta, U. (2000). Psicología social de la comunicación. Madrid: Cátedra.

Wikipedia. (15 de 05 de 2015). https://es.wikipedia.org. Obtenido de https://es.wikipedia.org: https://es.wikipedia.org/wiki/Manifestaciones_contra_la_cumbre_de_la_OMC_en_Seattle

Word Press. (13 de 10 de 2007). https://libroweb.wordpress.com/2007/10/12/gustave-le-bon-psicologia-de-las-masas-lebon/. Obtenido de https://libroweb.wordpress.com/2007/10/12/gustave-le-bon-psicologia-de-las-masas-lebon/: https://libroweb.wordpress.com











[1] Ibídem.
[2] Ibídem; pág. 61
[3] Puede entenderse este adjetivo como referido a un virus que se propaga rápidamente; sin embargo en este caso se trata de la popularidad que adquiere en la red un contenido mediático.
[4] Cabe añadir que en Ecuador, en el año 2005 aún no surgía con fuerza el fenómeno de las redes sociales, las cuales si bien ya existían no eran masivamente utilizadas ni estaban presentes en dispositivos móviles para la mayoría de usuarios. Sin embargo, los medios tradicionales y el correo electrónico fueron útiles herramientas de coordinación de la protesta masiva.